El reconocido fisicoculturista checo Illia Golem, apodado “El mutante” o “el fisicoculturista más monstruoso del mundo,” falleció de manera inesperada a los 36 años, dejando en shock a sus seguidores y a la comunidad del fisicoculturismo. Conocido por su imponente físico, Golem pesaba 165 kilos y medía 1.85 metros, manteniendo una dieta extrema de más de 16.000 calorías diarias, divididas en siete comidas con grandes cantidades de carne y sushi.
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/C3PDF3BN7FA4BAVBMOVPLC6R4Q.jpg)
Golem también era conocido por su uso de anabólicos, inyecciones de insulina, y Synthol, un aceite inyectable que muchos culturistas utilizan para aumentar artificialmente el tamaño de sus músculos. Aunque la causa exacta de su muerte aún no ha sido confirmada, se especula que el uso de estas sustancias podría haber contribuido a su fallecimiento.
La noticia de su muerte ha generado una gran conmoción, no solo por su impacto en la comunidad deportiva, sino también por las controversias que rodeaban sus métodos para alcanzar su asombroso físico.