Casi un año después de la devastadora explosión que sacudió San Cristóbal el 14 de agosto del año pasado, la comunidad todavía siente el impacto de la tragedia que dejó 38 muertos y 12 desaparecidos. Aunque la zona ha sido restaurada, muchos residentes y comerciantes transitan con temor y dolor por el trauma vivido.

Jesús Javier, uno de los sobrevivientes, recuerda cómo se salvó milagrosamente aquel fatídico día. “Yo estaba en esa esquina. Vi toda la tragedia, gente muerta, vehículos ardiendo. Fue un milagro que estoy vivo,” comenta, señalando las áreas donde ocurrió la explosión.

El pánico y la devastación afectaron a tiendas de accesorios, jugueterías, colmados, talleres y otros negocios que buscan recuperarse de las pérdidas. “Ha sido un poco caótico. Gracias a Dios el flujo se ha ido movilizando un poco, pero la gente todavía tiene temor de pasar por esta esquina,” comenta un comerciante local. “Los ladrones se aprovecharon y me robaron una gran cantidad de mercancía. Hemos tenido muchas pérdidas, pero poco a poco nos vamos recuperando.”

Las familias de las 12 personas desaparecidas desde la explosión siguen sin encontrar paz. En las intersecciones donde ocurrió el desastre, los recuerdos dolorosos son aún palpables. “Un hermano mío estaba comprando ahí y no apareció nada de él,” lamenta un residente.

Recientemente, se presentó una iniciativa de ley en segunda lectura que busca declarar fallecidas a las personas desaparecidas en la explosión. “Una familia que se te mueve y tú sabes dónde está, puedes ir al lugar y llevarle flores. Pero no saber dónde está tu familia es un tormento,” expresó un familiar de una de las víctimas.

La normativa tiene como objetivo resolver procesos civiles que las familias no pueden completar hasta que no obtengan un acta de defunción de los desaparecidos. De entrar en vigencia el proyecto de ley, el número de víctimas mortales de la explosión ascendería a 50.