En un reciente evento en la Cumbre del 75º Aniversario de la OTAN, el presidente Joe Biden ha generado preocupaciones sobre su capacidad cognitiva al confundir repetidamente a figuras clave y eventos internacionales.
Durante la cumbre, Biden se equivocó al presentar al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, confundiéndolo con el presidente ruso Vladimir Putin. Este incidente se suma a otro momento embarazoso cuando, en una conferencia de prensa posterior, confundió a la vicepresidenta Kamala Harris con el expresidente Donald Trump.
Estas confusiones han resaltado las preocupaciones previas sobre la salud mental del presidente, aunque Biden ha defendido vigorosamente su capacidad, refutando críticas pasadas que lo describían como “un anciano bien intencionado pero con mala memoria”.
“¿Por qué debería recordar eso?”, respondió Biden indignado a la pregunta sobre la muerte de su hijo durante una investigación anterior.
Estos episodios ocurren en un contexto político donde la vicepresidenta Kamala Harris enfrenta críticas por su idoneidad para suceder a Biden en la presidencia. Aunque Harris no ha recibido el mismo respaldo popular que Biden, su rol en la administración y su capacidad de unir apoyos son puntos clave de debate.
La cuestión sobre la sucesión presidencial en Estados Unidos se intensifica con estas controversias, con analistas políticos observando cómo estas dinámicas podrían afectar el futuro político del país.