El gobierno iraní ha negado rotundamente cualquier implicación en un supuesto complot para asesinar al expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Estas acusaciones, descritas como “maliciosas” por un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, fueron refutadas esta mañana, desmintiendo reportes de varios medios estadounidenses que sugerían la implicación iraní en un reciente ataque.

Durante el fin de semana, se intensificó la seguridad alrededor de Trump tras recibir información sobre un posible atentado. El Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos confirmó que han monitoreado amenazas contra Trump por parte de Irán desde 2020, año en que prometieron venganza por la muerte del comandante iraní Qasem Soleimani.

El vocero iraní insistió en que, aunque Irán no tuvo nada que ver con el incidente del sábado, el país sigue firme en su intención de enjuiciar a Trump por el asesinato de Soleimani. Mientras tanto, en relación con el ataque del sábado, el Servicio Secreto estadounidense ha iniciado una revisión de posibles fallas en los protocolos de seguridad.

Lorraine Cásseres, reportera en vivo desde el lugar de los hechos, informó que el Servicio Secreto está bajo escrutinio tras el ataque. La directora de la agencia explicó que la seguridad del evento estaba completamente a cargo de la agencia federal y que se había aumentado el número de agentes debido a las amenazas. Sin embargo, el tirador logró evadir la seguridad, entrando inicialmente al evento, pasando por el control de seguridad, y luego saliendo para buscar un rifle en su vehículo, momento en el que las autoridades perdieron su pista.

La directora del Servicio Secreto está pautada para comparecer ante el Congreso para responder a las preguntas y aclarar las dudas sobre las posibles fallas en la seguridad del evento.