En respuesta a la indignación generalizada, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) ha dado marcha atrás en dos decisiones clave. Esto surge tras la aprobación acelerada de un controvertido Código Penal en el Senado, seguido de intentos similares en la Cámara de Diputados que provocaron un rechazo unánime. Las declaraciones misóginas del diputado Eugenio Cedeño, conocido como “el barraco de La Romana”, avivaron aún más las críticas.
El descontento se extendió a las propias filas del PRM, donde las mujeres del partido protestaron enviando una carta a la dirección, desatando reacciones que llevaron a la comisión de ética y control a intervenir. Esta acción, junto con la posterior retractación de los presidentes de las Cámaras, parece intentar calmar la creciente indignación tanto en los medios como en las calles.
En un intento por desviar la atención pública, se rumorea que la licitación del tren metropolitano y la respuesta de la cancillería dominicana a un requerimiento de Haití han sido maniobras estratégicas. Influencers y programas de gran audiencia financiados públicamente han debatido ampliamente sobre estas controversias.
Claudio Acosta, en un comentario pertinente, expresó: “En el contexto actual, es difícil confiar en las intenciones de los legisladores, especialmente después de conocer las modificaciones destinadas a ‘modernizar’ el Código Penal. Sin embargo, el rechazo que han generado envía un mensaje claro: la sociedad dominicana ya no tolera engaños ni manipulaciones”.
Esta situación pone de relieve un cambio de actitud significativo dentro de la sociedad dominicana, recordando a los políticos que el poder popular puede ser volátil y que la confianza ciudadana debe ser ganada y mantenida con transparencia y responsabilidad.