En el último giro del juicio contra el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, en Nueva York, la atención se centró en el intenso interrogatorio que la defensa realizó a Stormy Daniels, la actriz porno involucrada en las acusaciones.
El martes pasado, Daniels, de 45 años, subió al estrado para compartir su testimonio sobre el presunto encuentro sexual con Trump en 2006 y el pago de $130,000 que recibió para mantener silencio al respecto. Vestida con ropa negra holgada, enfrentó un acalorado intercambio con la defensa del expresidente.
La defensa de Trump no escatimó en su intento de restar credibilidad a Daniels, acusándola de buscar beneficios económicos desde el principio al hacer pública la historia. Se sugirió que Daniels quería monetizar su encuentro con Trump a través de productos en internet o un tour, una afirmación que ella negó rotundamente.
Durante el interrogatorio, la defensa intentó desacreditar el testimonio de Daniels, afirmando que Trump nunca cenó con ella en la habitación de hotel, contradiciendo las afirmaciones de la actriz. Se le acusó de fabricar una historia falsa para obtener ganancias.
El ambiente en la corte fue tenso, con Trump observando seriamente mientras Daniels enfrentaba las agresiones verbales que él mismo había proferido en el pasado, incluyendo el despectivo sobrenombre de “cara de caballo”.
A pesar de los esfuerzos de la defensa por desviar la atención y restar importancia al testimonio de Daniels, el interrogatorio reveló una confrontación intensa entre ambas partes, en un momento crucial del juicio que mantiene en vilo a la opinión pública.
Durante la audiencia, la tensión entre la defensa de Trump y Daniels fue palpable, con la abogada Susan Necheles intentando retratar a Daniels como una persona motivada por el dinero y propensa a mentir.
Daniels afirmó firmemente su animadversión hacia Trump, lo que marcó el tono del intercambio. La confrontación escaló cuando Necheles acusó a Daniels de intentar extorsionar a Trump, a lo que Daniels respondió negando vehementemente. La estrategia de la defensa parecía centrarse en cuestionar la credibilidad de Daniels como testigo, utilizando sus propias declaraciones para sugerir inconsistencias y falsedades.
Al finalizar la audiencia, Trump dijo que el caso estaba “completamente desmoronado” y lo calificó de “desastre” para el fiscal de distrito.