Según informó Julio Martínez Pozo, el expresidente Donald Trump compareció ante un tribunal en Nueva York para enfrentar una acusación civil presentada por la fiscalía general de Nueva York, encabezada por la fiscal Leticia James.
Este proceso, de naturaleza civil y sin características penales, implica riesgos significativos para Trump, ya que podría resultar en la liquidación de su prestigioso imperio empresarial, especialmente la icónica Trump Tower en la Quinta Avenida de Nueva York y otras inversiones importantes en la ciudad. Aunque no implica prisión, la magnitud de la demanda presentada por la Fiscalía de Nueva York asciende a 250 millones de dólares.
Según lo expresado por Julio Martínez Pozo, la acusación principal sostiene que Trump manipuló sus estados financieros para obtener beneficios indebidos en préstamos, exagerando su riqueza y alterando el valor de sus activos en más de 3,600 millones de dólares. Esta cifra es sorprendente, siendo mayor que el presupuesto del recientemente anunciado plan de desarrollo integral de Santo Domingo.
En sus declaraciones, Trump ha rechazado las acusaciones, comparándolas con una “caza de brujas” de proporciones históricas. Sin embargo, es importante destacar que esta comparación no se ajusta a la realidad histórica de las cacerías de brujas de la Edad Moderna, que estuvieron más arraigadas en el protestantismo y surgieron en un contexto de reafirmación religiosa tras la guerra de los treinta años.
Según Martínez Pozo, mientras Trump alega ser víctima de una persecución, la Fiscalía de Nueva York sostiene que su conducta ha tenido un impacto directo en sus finanzas y la economía del estado. La incertidumbre sobre el desenlace de este proceso civil plantea desafíos significativos para el futuro empresarial de Donald Trump en Nueva York y podría dejarlo incapacitado para realizar negocios en la ciudad que fue el epicentro de su imperio.