La polémica en torno a los libros de texto en República Dominicana continúa escalando, y Altagracia Salazar no se queda atrás al denunciar lo que considera un grave problema educativo. En su más reciente columna de “Sin Maquillaje”, Salazar aborda la controversia generada por los errores en los libros de texto elaborados por prestigiosas instituciones educativas del país.
La periodista señala que la Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la Universidad Central del Este (UCE), la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), y la Universidad Católica Nordestana (UCNE), junto con la embajada de los Estados Unidos y diversas academias, han estado involucradas en la creación de estos libros de texto. Sin embargo, los numerosos errores encontrados han generado preocupación y críticas hacia el sistema educativo dominicano.
Uno de los aspectos más cuestionados es que el Ministerio de Educación no haya corregido los errores identificados en estos libros antes de ponerlos a disposición de los estudiantes. La Asociación Dominicana de la Industria Editorial ha pedido que se retiren estos libros de texto de circulación, argumentando que contienen errores que afectan la calidad de la educación en el país.
Salazar destaca que es incomprensible que las universidades y academias locales no puedan producir libros de texto sin errores, lo que podría significar que el país dependa de fuentes extranjeras para suplir esta necesidad educativa. Este conflicto en torno a los libros de texto comenzó cuando el actual Ministro de Educación anunció la eliminación del negocio de comprar libros de texto a múltiples editoriales.
La periodista menciona que este problema se ha vuelto una guerra con intereses económicos en juego. El negocio de los libros de texto en República Dominicana involucra miles de millones de pesos, y las editoriales tradicionales han sido las principales proveedoras de estos materiales. Además, las grandes imprentas nacionales, que son propiedad de periódicos locales, son las únicas con la capacidad para producir la gran cantidad de libros necesarios para la educación pública.
En última instancia, Salazar critica que las instituciones académicas del país, como la Academia de Ciencias, la Academia de Historia y otras universidades, sean responsables de libros que, según las denuncias, están plagados de errores. La controversia sobre la calidad de los libros de texto continúa y, según Salazar, pone de manifiesto una problemática que requiere una solución inmediata en el sistema educativo de República Dominicana.