La vida nunca deja de sorprendernos. Hay momentos en que la felicidad nos invade por completo y otros en que la tristeza nos derrumba. Nunca sabemos en qué momento llegarán ni como actuaremos, sin embargo, siempre nos decimos que estaremos listos para afrontar con disposición, actitud y paz lo que venga, pero hasta en las situaciones más pequeñas, llegan pensamientos negativos.
Cuando las cosas van demasiado bien, creemos que algo malo pasará. Cuando vemos que alguien está teniendo éxito, envidiamos o juzgamos. Cuando se menciona la vida, recordamos la muerte. Los pensamientos no se dividen en buenos o malos, sino en aquello que aporta, enseña y disfrutamos, frente a lo que nos entristece, enoja y nos impide avanzar. Nosotros decidimos.