En el lapso de apenas unos días, el panorama de la economía global se ha ensombrecido mientras que las tropas combaten en Ucrania y unas sanciones financieras potentes sacudieron la economía de Rusia y amenazaban con echar más leña a la inflación mundial.

El precio del petróleo, el gas natural y otras materias primas se disparó el lunes. Al mismo tiempo, el crujir de la carga en las cadenas de suministro, aún con dificultades a causa de la pandemia, se hizo escuchar cuando Estados Unidos, Europa y sus aliados apretaron las tuercas a las transacciones económicas rusas y paralizaron cientos de miles de millones de dólares de los activos que el banco central tiene en el extranjero.

A pesar de sus enormes exportaciones de energía, Rusia ha sido desde hace mucho tiempo un actor relativamente secundario en la economía global, al representar solo el 1,7 por ciento de la producción mundial total. En años recientes, el presidente Vladimir V. Putin ha tomado medidas para aislar más al país al acumular depósitos de divisas extranjeras, reducir la deuda nacional e incluso prohibir las importaciones de queso y otros productos alimenticios de Europa.