Este lunes 7 de febrero finalizaría el mandato del presidente Jovenel Moïse, si no hubiera sido asesinado en la noche del 6 al 7 de julio de 2021 en su residencia privada. Desde entonces, el país es gobernado por Ariel Henry, designado primer ministro por el presidente asesinado. Sin embargo, se teme que el final del mandato se use como pretexto para desafiar su frágil autoridad.

“Está en juego nuestro presente y nuestro futuro, y, por lo tanto, nuestra propia existencia como pueblo, como nación, como Estado”: el clamor de los Obispos de Haití en un documento enviado a la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN por sus siglas en inglés), habla de la gravedad del momento que está atravesando la nación centroamericana, con la violencia que ha aumentado de forma drástica, con delitos relacionados con la droga y los secuestros. Una situación que se vio agravada en agosto por un terremoto de 7,2 grados de magnitud que se cobró más de mil vidas y sumió a la población en una pobreza aún mayor.