A veces el amor no basta. Estás con la persona que crees adecuada, la sigues queriendo, te atrae, no hay una infidelidad o engaño ni nada imperdonable como excusa, pero sientes que no puedes seguir con ella. Hay algo, quizá una voz interior, que te empuja a terminar esa relación y seguir tu vida sin ella, aunque la sigas amando.
El tiempo suele dilatarse en esas rupturas, las dudas y los miedos son tan difíciles de superar que el dolor se vuelve casi físico. Alejarte de alguien a quien sigues amando va contra nuestra naturaleza sentimental. Es duro aceptar que no vas a volver compartir tus días junto a esa persona. Aunque el amor siga ahí, sabes que eso no es suficiente.