Miles de agentes tomaron este viernes la Quinta Avenida de Nueva York para despedir al policía Jason Rivera, muerto a los 22 años en un tiroteo la pasada semana en el que falleció además otro colega suyo y el agresor que disparó sobre los dos.

Los policías eran mayoritariamente del cuerpo del departamento de Nueva York, pero a ellos se les unieron colegas de ciudades vecinas, del departamento antidrogas (DEA), de la Academia de Policía y hasta de los Rangers. En previsión de esta aglomeración, las autoridades habían cortado el tráfico en la Quinta Avenida al menos a lo largo de diez calles, en las que podían escucharse los rezos de la catedral gracias a un sistema de megafonía que funcionaba a lo largo de varias cuadras.