Los talibanes tomaron el poder en Afganistán dos semanas antes de que Estados Unidos completara su retirada de tropas después de una costosa guerra de dos décadas.

Los insurgentes irrumpieron en todo el país, capturando las principales ciudades en cuestión de días, mientras las fuerzas de seguridad afganas entrenadas y equipadas por Estados Unidos y sus aliados se desvanecían.