El presidente Luis Abinader inició el segundo año de su mandato en una carrera contrarreloj, para materializar un ambicioso programa de cambios en medio de la crisis provocada por la pandemia. Una iniciativa que llama la atención, porque coincidirá con el lapso en que todos los mandatarios anteriores enfrentaron graves crisis sociales y políticas, en las últimas cuatro décadas de nuestra historia contemporánea.
Otro obstáculo que encontrará por delante es la oposición política, que ya ha dado muestras de que no atenderá el llamado a un pacto de unidad para las transformaciones que demanda la República Dominicana. La aceptación de la propuesta del mandatario, en momentos que ese liderazgo comienza una embestida contra el gobierno, no tendría precedentes en las mesas de negociaciones recientes.