Autoridades estadounidenses divulgaron nuevos videos de cámara corporal que documentan la operación policial durante la masacre en la discoteca Pulse, en Orlando. Las imágenes muestran a los agentes ingresando con urgencia al establecimiento oscuro, sin saber si las figuras que emergían entre los escombros eran víctimas o el tirador. Los oficiales dieron instrucciones para que mostraran las manos, mientras se escuchaban súplicas de auxilio de sobrevivientes atrapados.

Los videos revelan la tensión extrema del operativo: teléfonos de las víctimas sonaban desde charcos de sangre, mientras el atacante, Omar Mateen, se atrincheraba en un baño y conversaba por más de una hora con un negociador. Durante la llamada, el agresor afirmó tener una bomba, lo que obligó a los agentes a tomar distancia estratégica sin abandonar la escena.

En la fase final del enfrentamiento, la policía utilizó un vehículo blindado para abrir un hueco en la pared y facilitar la entrada de los equipos tácticos. Mateen salió disparando e hirió a un agente en el casco, pero el impacto no fue letal. Los oficiales respondieron y abatieron al atacante, poniendo fin a uno de los episodios más trágicos de la historia reciente de la ciudad.