En Guatemala, una bebé de apenas 20 días sorprendió a médicos y familiares al mostrar signos de vida siete horas después de haber sido declarada muerta. La recién nacida, prematura y con muy bajo peso, había sido diagnosticada sin signos vitales poco después de su nacimiento. El personal sanitario procedió con el protocolo habitual y notificó a los padres del fallecimiento.

Cuando era trasladada hacia la morgue, los empleados observaron movimiento en su pequeño cuerpo y notificaron de inmediato al equipo médico. La bebé fue llevada de urgencia nuevamente al hospital, donde los doctores confirmaron que presentaba reactivación cardíaca. El caso generó asombro entre el personal de salud, que todavía no encuentra una explicación clínica completamente satisfactoria.

Para los padres, el hecho constituye un milagro que desafía cualquier pronóstico previo. Las autoridades médicas mantienen a la niña bajo estricta vigilancia en una unidad neonatal, mientras especialistas investigan cómo pudo recuperarse tras varias horas sin registrar actividad vital. El caso ha despertado amplio interés mediático en la región.