En un intenso panel televisivo se analizó si el traslado de Ángel Rondón, principal imputado en el caso Odebrecht, constituyó o no un “show mediático”. Los comentaristas debatieron la decisión de la Procuraduría de anunciar públicamente el movimiento de los imputados, acción que generó una cobertura masiva por parte de los medios. Se cuestionó si exponer a los involucrados era necesario, considerando que existen métodos más discretos para cumplir procedimientos judiciales.

Los panelistas señalaron que el traslado, al producirse con cámaras y presencia de prensa, afectó no solo la imagen de los imputados, sino también la de la clase política en general. Argumentaron que, aunque la transparencia es esencial, la exposición pública de figuras en momentos delicados puede reforzar estigmas y generar percepciones generalizadas de corrupción. El debate contrastó este manejo con otros países, donde se procura proteger instituciones y marcas para evitar daños colaterales innecesarios.

Asimismo, se discutió la señal de victoria mostrada por algunos acusados durante el proceso, explicando que podría tratarse de un mecanismo psicológico para proyectar fortaleza ante la adversidad. Los analistas coincidieron en que la alta expectativa pública en torno al caso motivó la intensa cobertura mediática, pero que un traslado más controlado habría reducido la tensión social. El panel concluyó que la Procuraduría debe evaluar con más tacto la forma en que comunica y ejecuta estos procedimientos.