Durante una conversación íntima con Francisca Lachapel, el periodista Jorge Ramos reflexionó sobre su dificultad para creer en Dios, aclarando que no es ateo, sino agnóstico. Explicó que, a diferencia del ateo que niega la existencia de una divinidad, el agnóstico vive en la incertidumbre. Ramos confesó que le gustaría tener fe y sentir la certeza de una vida después de la muerte, pero simplemente no la posee. Aun así, aseguró que cree profundamente en el ser humano, en la bondad y en tratar a los demás con respeto.

Francisca recordó imágenes del periodista en el Vaticano y le preguntó si el papa Francisco podría convencerlo de creer en Dios. Ramos respondió que no sabe si lo convencería, pero que desea hablar con él sobre el tema, pues admira la fe de quienes creen, incluida la de su pareja y su familia. Señaló que su postura no es producto de rechazo, sino de honestidad con él mismo y con el público, y que insiste en respetar profundamente las creencias ajenas.

Ramos también compartió detalles poco conocidos de su vida personal: se considera tímido e introvertido, prefiere conversaciones profundas antes que fiestas y dedica los fines de semana al fútbol y a su familia. Sobre su relación con Chiquinquirá Delgado, afirmó que mantienen la privacidad porque cualquier detalle puede convertirse en noticia, razón por la que protege el espacio íntimo que comparten. Para él, la felicidad consiste en pasar tiempo con quienes ama y recibir amor de las personas que uno quiere.