La empresa española Sintetis Amateus sorprendió al mundo con el lanzamiento de Samantha, una muñeca sexual equipada con inteligencia artificial capaz de hablar, sentir y reaccionar a los estímulos humanos. Creada por el científico catalán Sergi Santos, experto en nanotecnología, esta innovación ha generado una ola de comentarios en redes sociales por su realismo y las implicaciones éticas que plantea.

Samantha cuenta con un microprocesador integrado en su cabeza que le permite interactuar en tres modos distintos: familiar, romántico y sexual. Además, posee sensores distribuidos por todo el cuerpo que registran el contacto y responden de manera coherente. La muñeca puede comunicarse en varios idiomas y adaptarse al ritmo o preferencias de su acompañante, incluso llegando al clímax si la estimulación es correcta, según explicó su creador.

Con un peso aproximado de 88 libras y medidas de 90-55-90, Samantha tiene un costo de 5,400 dólares. Su lanzamiento ha reavivado el debate sobre el avance tecnológico y los límites de la interacción humano-máquina, marcando un nuevo capítulo en la relación entre la robótica y el placer.