El presidente Danilo Medina enfrenta una nueva ola de cuestionamientos tras la publicación de un reportaje de la revista brasileña Veja, donde se asegura que la constructora Odebrecht habría financiado campañas electorales en varios países de América Latina, incluyendo la República Dominicana. Según las declaraciones del exejecutivo Hilberto da Silva, jefe del llamado “departamento de propinas” de la compañía, el dinero habría sido transferido a través de empresas vinculadas al asesor político Joao Santana, quien dirigió la campaña de Medina en 2012.
El mandatario reaccionó de inmediato, calificando de falsas y malintencionadas las acusaciones. “Yo lo que quisiera es que alguien pruebe que mi campaña recibió un solo centavo de Odebrecht”, expresó con firmeza. Desde el Palacio Nacional se ha insistido en que no existe evidencia que vincule la candidatura de Medina con fondos ilícitos, y que los pagos a Santana fueron realizados por trabajos legítimos de consultoría. Sin embargo, el tema ha generado una profunda controversia política, ya que Santana y su esposa, Mónica Moura, se encuentran condenados en Brasil por lavado de activos y corrupción.
Mientras la oposición exige que el presidente rinda un informe público sobre el origen de los fondos de su campaña, los miembros del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) defienden su integridad y descartan cualquier posibilidad de complicidad. Paralelamente, medios brasileños como O Globo y O Antagonista sostienen que Lula da Silva habría facilitado el uso de fondos de Odebrecht para favorecer a aliados políticos en Latinoamérica, entre ellos Medina. La polémica continúa intensificándose y abre el debate sobre la ética del financiamiento electoral y los límites entre apoyo privado y corrupción política.