El actor y exgobernador de California, Arnold Schwarzenegger, criticó públicamente las políticas migratorias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En respuesta, durante el tradicional Desayuno Nacional de Oración, Trump aprovechó el escenario para lanzar una broma dirigida al actor, insinuando que el programa The Apprentice —que él condujo por años antes de su carrera política— tuvo un marcado descenso en audiencia desde que Schwarzenegger asumió el rol de presentador. “Oremos por Arnold y por sus ratings”, dijo el mandatario con tono irónico.
Lejos de quedarse callado, Schwarzenegger respondió con una propuesta sarcástica a través de redes sociales: “Donald, tengo una gran idea. ¿Por qué no intercambiamos trabajos? Tú vuelves a la televisión, ya que eres un experto en los ratings, y yo tomo tu puesto, así la gente podría dormir en paz otra vez”. Su réplica se volvió viral y fue interpretada como una fuerte crítica al estilo confrontativo de Trump.
El intercambio, más propio de un guion cinematográfico que de la política estadounidense, se convirtió en tema de conversación internacional. Analistas lo calificaron como un ejemplo del choque entre el espectáculo y la política moderna, donde las disputas públicas entre celebridades y figuras de poder se transforman en eventos mediáticos globales.