La argentina Romina, sobreviviente de abuso sexual infantil, se ha convertido en una voz valiente y símbolo de lucha por la justicia. Tras revelar públicamente su historia en un video de más de nueve minutos, que calificó como una de las denuncias más difíciles de su vida, la mujer anunció su participación en una marcha pacífica en Argentina. El objetivo del movimiento es exigir que los delitos de abuso sexual no prescriban y que los agresores enfrenten las consecuencias legales de sus actos, sin importar el paso del tiempo.
El video, descrito como extremadamente fuerte y perturbador, fue revisado en una reunión de producción antes de su difusión, por su alto contenido emocional. En él, Romina relata los abusos que sufrió en su infancia, su lucha por sobrevivir y las secuelas físicas y psicológicas que aún padece. A sus 35 años, continúa en tratamiento psicológico y bajo medicación constante. En sus declaraciones, expresó el profundo dolor de haber sido rechazada por su madre, quien le confesó cruelmente que “solo no la abortaron por falta de dinero”.
Tras la publicación de su testimonio, el padre de Romina se dio a la fuga, mientras la familia interpuso denuncias tanto en Argentina como en España. Sin embargo, las autoridades informaron que los delitos ya prescribieron, lo que ha motivado a Romina a encabezar una campaña nacional para cambiar las leyes. “No quiero venganza, quiero justicia”, declaró. Su historia ha conmovido a miles de personas y ha reabierto el debate sobre la necesidad urgente de reformas legales que garanticen protección y justicia real a las víctimas de abuso.