A más de una década de su trágica partida, nuevos testimonios sobre las últimas horas de vida de Jenni Rivera siguen estremeciendo a sus seguidores. Uno de los relatos más impactantes proviene de Guadalupe Mendoza, administrador del restaurante en Monterrey donde la cantante cenó horas antes del fatídico vuelo. Mendoza asegura que la “Diva de la Banda” se mostró alegre con su equipo, pero también inquieta, y que durante la velada recibió una llamada que la alteró notablemente.
De acuerdo con el testimonio, la discusión telefónica estuvo relacionada con los pilotos encargados de su traslado a Ciudad de México. Rivera habría pedido adelantar el viaje inmediatamente después del concierto, lo que generó tensiones con la tripulación, quienes presuntamente reclamaban el derecho a descansar. Esta versión cobra relevancia al sumarse a las múltiples especulaciones que rodean las circunstancias de su muerte, ocurrida tras el desplome de la aeronave el 9 de diciembre de 2012.
El relato del mesero-administrador se suma a la percepción de que Jenni presentía su destino. Horas antes, en su último concierto en Monterrey, pidió al público que asistiera a la iglesia al día siguiente “a dar gracias por la vida y por los hijos”, un gesto poco común en su estilo festivo. Para muchos, esa frase, unida a la llamada de molestia y a sus últimas interacciones con su equipo, resulta una de las señales más inquietantes de aquella madrugada marcada por la tragedia.