En el segmento de farándula del programa Akí E’ La Cosa, los conductores combinaron la cobertura del telemaratón a favor de la zona norte con una sucesión de señalamientos mediáticos y advertencias sobre suplantación de identidad en redes sociales. Las denuncias sobre presuntas estafas por cobro de supuestos “números” y la negativa de visas a una presentadora ilustran la tensión entre responsabilidad social y el manejo del espectáculo.

El bloque también incluyó referencias internacionales —como la anécdota del beso masivo atribuido a Marc Anthony— y la divulgación de rumores sobre empresarios artísticos que habrían abandonado el país ante deudas. Los comentaristas pusieron en duda encuestas y prácticas de algunos colegas, advirtiendo sobre la manipulación de audiencias mediante incentivos económicos para favorecer ciertas respuestas.

No obstante, el tono viró en varios momentos hacia posiciones personales y expresiones homofóbicas que generaron incomodidad entre parte de la audiencia. Expertos consultados recuerdan que el periodismo de espectáculo debe equilibrar entretenimiento y ética: solidarizarse con víctimas de desastres y, al mismo tiempo, verificar denuncias antes de exponerse a difundir injurias o alentar discursos discriminatorios.