La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos continúa generando una ola de protestas a lo largo y ancho del país. Bajo el lema “No es mi presidente”, miles de manifestantes se han concentrado en las calles para expresar su rechazo, en ocasiones con actos de violencia. Las imágenes captadas muestran quema de objetos, destrucción de vehículos y enfrentamientos directos con la policía en varias ciudades.
En Oregón, la tensión alcanzó un punto crítico cuando un hombre armado amenazó con disparar contra un grupo de manifestantes que se encontraba frente a su edificio. En paralelo, en Chicago, un simpatizante de Trump fue brutalmente golpeado y pateado por varios agresores afroamericanos, quienes además le robaron su vehículo tras el ataque. Estos hechos evidencian la profunda polarización que dejó el resultado electoral.
La situación ha encendido las alarmas de las autoridades, que intentan contener las protestas y evitar que se extiendan los actos de violencia. Sin embargo, la división entre seguidores y detractores del presidente electo continúa creciendo, generando un ambiente de incertidumbre y crispación que marca el inicio de una nueva etapa política en el país.