En el desierto de Arizona, a pocos kilómetros de la frontera con México, opera Arizona Border Recon, un grupo de civiles armados que patrullan la zona para impedir el paso de narcotraficantes y migrantes. Fundado por Tim Foley, el grupo asegura que sus acciones no obedecen a motivaciones racistas, sino a la necesidad de “sostenibilidad social”, alegando que la frontera carece de control suficiente frente a los cárteles.

Durante un recorrido con el equipo periodístico, los voluntarios mostraron su manera de operar. Armados con rifles y pistolas, se desplazaron por áreas que, según ellos, son usadas por organizaciones criminales para transportar drogas y personas. En medio del operativo, interceptaron a Leonel Alberto Soto, un joven de 26 años originario de Caborca, quien resultó herido al intentar cruzar. Tras recibir primeros auxilios, fue entregado a la Patrulla Fronteriza para su procesamiento en Tucson.

Aunque se autodenominan “cazadores de cárteles”, las críticas no han cesado. Diversas organizaciones los señalan como grupos paramilitares con tintes xenófobos. La Patrulla Fronteriza, por su parte, aclaró que no respalda ni rechaza su presencia, pero advirtió que estas acciones privadas representan un riesgo tanto para los voluntarios como para los migrantes.