La fascinación de los narcotraficantes por relacionarse con reinas de belleza, modelos o actrices ha sido una constante en la historia criminal latinoamericana. Para muchos capos, tener a una figura pública a su lado representa un trofeo de poder y estatus, lo que ha derivado en romances polémicos y, en ocasiones, trágicos. Casos como el de Pablo Escobar con la presentadora Virginia Vallejo en los años ochenta son prueba de cómo estos vínculos trascendieron del ámbito privado al interés colectivo.
La lista de celebridades ligadas a capos es amplia. A la actriz Arleth Terán se le atribuyó una relación con el narcotraficante conocido como “La Barbie”, aunque ella lo ha desmentido. Juliana Sosa, modelo colombiana, fue capturada junto a “El JJ”, acusado de atentar contra el futbolista Salvador Cabañas. Natalia París también vivió una pesadilla: su pareja, alias Julio Fierro, fue asesinado brutalmente, hecho que la marcó profundamente. Incluso nombres como Alicia Machado han sido mencionados en rumores de este tipo, aunque la ex Miss Universo ha negado rotundamente cualquier vínculo.
Otros casos han tenido un desenlace aún más oscuro. Laura Zúñiga, reina de belleza mexicana, fue arrestada en 2008 en Jalisco junto a su pareja, integrante del Cártel de Juárez, portando armas y miles de dólares. La presentadora Yovanna Guzmán mantuvo una relación con Winter Varela, jefe del Cartel del Valle, mientras que Alejandra Guzmán enfrentó el encarcelamiento de su esposo por narcotráfico. Finalmente, uno de los ejemplos más conocidos es el de Joaquín “El Chapo” Guzmán y Emma Coronel, cuya unión sigue siendo símbolo de cómo el poder del crimen organizado se entrelaza con la vida pública y el espectáculo.