A los 22 años, Fausto Peralta sintió un llamado vocacional para servir a Dios a través de la música cristiana. Su voz se destacó en producciones como El Santuario y en temas como Mi porción es Jehová y No te rindas, que lo proyectaron a nivel nacional e internacional. Durante años, fue reconocido como un ministerio viviente que predicaba y ministraba a través de sus cantos santos.
Sin embargo, desde hace tres años su vida cambió drásticamente tras ser diagnosticado con una gastropatía erosiva provocada por la bacteria Helicobacter pylori. La enfermedad ha deteriorado su estómago y agravado su condición como paciente diabético e hipertenso, limitando su alimentación y reduciendo su fuerza física. A esto se suma la neuropatía diabética que amenaza con dejarlo paralizado. “Llora día y noche, se desespera, piensa que no tiene fuerza”, relata su esposa Santa Pupols, con quien ha compartido más de dos décadas de matrimonio y ha procreado cinco hijos.
El presidente de la Confederación Dominicana de Iglesias Evangélicas, Fidel Lorenzo, lamentó el deterioro de Peralta y criticó la falta de apoyo al caso. Señaló que la situación refleja las deficiencias del sistema de salud en la República Dominicana, y llamó a la solidaridad de la comunidad cristiana y de las autoridades. Pese a las dificultades, su familia se mantiene firme en la fe, convencida de que la victoria llegará a través de Dios.