La frontera de Nogales, Arizona, se ha convertido en uno de los principales corredores del tráfico de marihuana hacia Estados Unidos. Autoridades locales estiman que desde octubre de 2015 se han decomisado más de 600,000 libras de esta droga, lo que representa cerca del 50% de las incautaciones nacionales. Los carteles mexicanos utilizan rutas remotas en el desierto y métodos cada vez más ingeniosos, desde catapultas y cañones de aire a presión hasta compartimientos ocultos en automóviles.
Durante un recorrido por la zona, la patrulla fronteriza mostró cómo los llamados halcones vigilan los movimientos de los agentes para advertir a los contrabandistas. En varios operativos recientes, se descubrieron narcóticos ocultos en envases de leche, defensas de vehículos y tanques de gasolina. Además, se ha documentado el uso de burreros, quienes cargan enormes bultos de marihuana sobre sus espaldas para cruzar por zonas desérticas de difícil acceso.
El cartel de Sinaloa es señalado como uno de los principales responsables de esta ruta de contrabando, que no se limita solo a marihuana, sino que también incluye cocaína, metanfetaminas y heroína. Preocupa particularmente el uso de menores de edad en estas operaciones, como lo evidenció la detención de tres adolescentes mexicanos con droga escondida en su ropa interior. Para los agentes, la vigilancia es una tarea de riesgo permanente, pues los traficantes no descansan en su empeño por cruzar la mercancía al otro lado de la frontera.