El cierre oficial del Anfiteatro Municipal Nuryn Sanlley por disposición del nuevo alcalde de Santo Domingo, David Collado, ha desatado una ola de reacciones en el ámbito artístico y empresarial. La medida, una de las primeras promesas de campaña del edil, sorprendió a gran parte de la clase artística y a empresarios que ya tenían fechas pautadas en el espacio, considerado uno de los escenarios más activos para presentaciones populares.

Artistas como Pavel Núñez, el empresario Alberto Zayas, el presidente de Acroarte Jorge Ramos y periodistas como Fausto Polanco coincidieron en que la decisión resultó radical e inesperada. Algunos, como César Torres Pizano, han advertido sobre la escasez de espacios adecuados en la ciudad para espectáculos masivos, lo que agrava la situación de quienes dependen económicamente de estos eventos y de un público que busca opciones más asequibles que las costosas producciones en hoteles y centros privados.

La discusión se ha centrado en la falta de una alternativa inmediata, como la remodelación del Teatro Agua y Luz, actualmente abandonado, que podría convertirse en un escenario viable si se otorgara a una empresa privada bajo supervisión estatal. Mientras tanto, el cierre del Nuryn Sanlley deja a artistas, técnicos y trabajadores en incertidumbre, en un debate que mantiene a Collado en el ojo del huracán y a la ciudadanía a la espera de una solución definitiva.