En mayo de 2014, una investigación periodística de Nuria Piera expuso a Franklin Alberto Ventura Cruz y Sobeida María Valdera Peña, acusados de liderar una presunta secta satánica que atraía adolescentes con cursos de manualidades para luego someterlos a rituales con sacrificios de animales, consumo de sangre y abusos sexuales. Los testimonios de víctimas de entre 15 y 17 años describieron cómo eran inducidos a supuestas invocaciones a Lucifer y a prácticas sexuales como parte de la “iniciación”.

La Fiscalía del Distrito Nacional presentó pruebas contundentes, incluyendo hallazgos en los allanamientos como cabezas de pollo y objetos usados en ceremonias, así como el uso fraudulento de una organización registrada como promotora de valores cristianos. La participación de ambos imputados estaba claramente delimitada: Ventura perpetraba los abusos y Valdera preparaba a los menores e incitaba relaciones sexuales entre ellos.

Tras dos años de proceso, el Segundo Tribunal Colegiado del Distrito Nacional condenó a Ventura a 10 años y a Valdera a 5 años de prisión, fallo calificado como “vergonzoso” por el fiscal Julio Saba, quien anunció un recurso de apelación. El Ministerio Público argumenta que la gravedad y complejidad de los delitos ameritaban penas de entre 15 y 20 años, mientras las familias de las víctimas temen que, en pocos años, los condenados vuelvan a las calles.