Van Terry, padre de Shirellda Terry, una de las tres mujeres asesinadas por el convicto Michael Madison, protagonizó una desgarradora escena en la corte de Cleveland cuando, en medio de su declaración como víctima, se abalanzó sobre el asesino al verlo sonreír. El impulso fue instantáneo. “Cuando me volteé a verlo, con esa sonrisa, perdí la cabeza”, confesó Terry en una entrevista con CNN. Agentes judiciales lograron detenerlo antes de que lograra su objetivo, aunque reconoció que su intención era clara: “Quería romper su mandíbula. Borrar esa sonrisa”.
Michael Madison, un delincuente sexual registrado, fue hallado culpable del asesinato de tres mujeres en 2013, cuyos cuerpos fueron escondidos entre basura cerca de su apartamento. El jurado recomendó la pena de muerte, una sentencia que fue oficialmente dictada el pasado jueves. Aunque Terry reconoció que el proceso legal será largo debido a las apelaciones, expresó que la decisión judicial le dio un leve alivio en medio del dolor. “Va a tardar, pero llegará”, dijo con resignación.
Shirellda Terry, de apenas 18 años, era la menor de las víctimas. Las otras fueron Angela Deskins, de 38 años, y Shetisha Sheeley, de 28. El caso conmocionó a la ciudad de Cleveland y al país entero por su brutalidad y la aparente frialdad del asesino. Para Van Terry, lo que queda es el recuerdo imborrable de su hija, a quien llamaba “Cielo”. “Sus abrazos… eso es lo que extraño de ella”, dijo con la voz quebrada.