Nuevas grabaciones muestran los angustiosos instantes dentro del baño de la discoteca Pulse, donde varias personas se refugiaron aterradas para escapar del atacante. En el video, se escuchan llantos y oraciones mientras intentaban consolarse ante el inminente peligro. Paralelamente, los funerales de las víctimas comenzaron a llenar de dolor a las comunidades de Orlando y Kissimmee, donde familiares y amigos dieron el último adiós a quienes perdieron la vida en la masacre.
Entre los más recordados estuvo el puertorriqueño Luis Omar Ocasio, de 18 años, bailarín y estudiante, cuyo sueño era alcanzar la fama. Sus familiares, en medio del llanto, expresaron que “no se merecía esto, solo lo mejor en la vida”. También fueron velados Kimberly Morris, de 36 años, y Hilbert Silva, cuyas familias quisieron que sus vidas fueran recordadas con amor y respeto. La tragedia ha dejado una herida profunda que apenas comienza a sanar.
El presidente Barack Obama, acompañado del vicepresidente, visitó Orlando para reunirse en privado con los familiares de las 49 víctimas. En su mensaje, prometió destruir las redes de odio y extremismo, al tiempo que agradeció a los paramédicos y socorristas que actuaron con valentía aquella noche. La investigación continúa, mientras la nación reflexiona sobre la magnitud de la tragedia y la urgencia de prevenir nuevos actos de violencia.