India enfrenta una de las olas de calor más intensas de su historia reciente, con temperaturas récord que derriten calles en los estados del oeste. La crisis climática ha golpeado especialmente a Rajastán, Maharashtra y Gujarat, donde viven aproximadamente 330 millones de personas. Las consecuencias humanas son devastadoras: cientos han muerto por insolaciones y otros han recurrido al suicidio ante la desesperación.
La situación ha provocado un éxodo de decenas de miles de agricultores hacia las ciudades, luego de perder sus cosechas y prever un año de hambre. En estas regiones, ríos, lagos y embalses se han secado por completo, intensificando la escasez de agua y dejando a comunidades enteras sin recursos básicos. El impacto económico y social se perfila como uno de los peores en décadas.
El servicio de emergencia indio trabaja contrarreloj para mantener el suministro eléctrico y permitir que ventiladores y aires acondicionados funcionen, mientras la población busca sobrevivir a temperaturas extremas. Autoridades sanitarias han emitido alertas urgentes, advirtiendo que la ola de calor podría extenderse y empeorar en los próximos meses si no llegan lluvias tempranas.