La miniserie Mi Gran Salón y Spa ha dado un inesperado giro con la sorprendente noticia de que todas las estilistas del salón han salido embarazadas al mismo tiempo. El salón, que solía ser un lugar de glamour y rutinas de belleza, ahora está sumido en un torbellino de desmayos, llanto y emociones descontroladas producto de los síntomas del embarazo. Esta situación ha dejado al dueño al borde del colapso y desesperado por recuperar el control del negocio.

Con la intención de estabilizar el ambiente, el propietario llama a su primo para que le ayude a encontrar un nuevo estilista que pueda manejar el caos. La solución llega con la presentación de un personaje excéntrico y llamativo que rápidamente genera preguntas entre los demás: ¿será realmente un profesional de la belleza? ¿Y su actitud revela que es homosexual, o solo es una fachada? Su llegada revoluciona el salón y enciende los rumores entre los clientes y empleadas.

A medida que avanza la trama, este nuevo estilista —entre manicuras, secadores y comentarios filosos— se convierte en el eje de nuevos enredos, chismes y revelaciones. Su verdadero rol en el salón, así como su orientación y pasado, se van revelando poco a poco, añadiendo más drama y humor a una historia que ya tiene de todo. El público, entre risas y asombro, solo quiere saber: ¿de verdad vino a ayudar… o a poner el salón patas arriba?