A los 70 años falleció Tomás Santana de la Cruz, mejor conocido como el General Larguito, autor del emblemático tema “Navidad sin mi madre”, considerado por muchos como la banda sonora emocional de las navidades dominicanas. Su muerte marcó el fin de una era para el merengue típico, un género al que aportó con alegría, picardía y letras que se grabaron en la memoria colectiva. Tras ser velado en la funeraria Sávica, fue sepultado en el cementerio Cristo Vivo, en el Ingenio, acompañado de músicos, familiares y seguidores que entre lágrimas y aplausos rindieron tributo a su legado.

La despedida fue conmovedora. En la capilla del cementerio se celebró una misa de cuerpo presente, donde artistas y amigos recordaron al General como un hombre alegre y generoso, aunque también marcado por excesos. “Fumaba y bebía, y no comía”, comentaron con pesar algunos de sus compañeros más cercanos, quienes también lamentaron que su vida desordenada contribuyera al deterioro de su salud. Perdió su hogar en un incendio y nunca logró recuperarse del todo, cayendo en la pobreza extrema en sus últimos años.

A pesar de las adversidades, el General Larguito mantuvo viva su pasión por la música hasta el final. Su voz, su tambora y sus letras seguirán retumbando cada diciembre en las casas dominicanas, recordándonos que incluso en la ausencia hay alegría, ritmo y nostalgia. “Murió en la paz”, dijo uno de sus amigos, reconociendo que aunque el paladar del destino no lo favoreció, su huella musical es imborrable. Hoy descansa en tierra, pero su chiflera y su Navidad sin mi madre seguirán bailando en el corazón del pueblo.