En el municipio costero de Sabana de la Mar, provincia Hato Mayor, el pescado “la minuta” no es solo un plato típico: es una tradición culinaria que guarda historia, identidad y sabor. Vendedores locales aseguran que este tipo de filete de pescado, sin espinas y de textura crujiente, tiene su origen en la influencia de un cubano que lo introdujo años atrás al pueblo. Desde entonces, la minuta se ha convertido en el símbolo gastronómico de la zona.

El proceso de preparación comienza con la pesca y fileteado del pescado, eliminando cualquier rastro de espinas. Luego, se sazona cuidadosamente y se sumerge en una mezcla de huevo y leche. Finalmente, se empaniza con galleta molida, aunque algunos también optan por pan rallado. El resultado: un filete dorado, suave por dentro y crocante por fuera, ideal tanto para niños como para adultos mayores, gracias a su fácil consumo y sabor incomparable.

Juan Carlos, uno de los comerciantes más conocidos de minuta en Sabana de la Mar, relata que su producto no solo se vende en el pueblo, sino que también se exporta a provincias como La Romana, Higüey, Samaná y Santo Domingo. En Semana Santa, la demanda se dispara, y muchos turistas afirman que venir a Sabana de la Mar sin probar una minuta es como no haber visitado el pueblo. Con precios que oscilan entre 40 y 60 pesos, esta delicia local se mantiene accesible y cada vez más buscada por su sabor y tradición.