Durante una transmisión del programa El Jarabe, el periodista Marino Zapete entrevistó a Máximo Peralta, un joven colaborador voluntario en San Francisco de Macorís que fue víctima de un atraco a mano armada mientras se dirigía a la universidad. A plena luz del día y sin importar que se identificara como comunicador comunitario, fue despojado de su motocicleta, cámara de trabajo y teléfonos celulares. “Me encañonaron y me dijeron que no mirara atrás, que si lo hacía, me disparaban”, relató.
Lo más indignante, sin embargo, fue la falta de respuesta institucional. Tras presentar su denuncia, Peralta asegura que tanto la policía como la fiscalía han mostrado total desinterés por su caso, remitiéndolo de un lado a otro y exigiendo testigos para un hecho que él mismo vivió y reportó con urgencia. A pesar de que existen cámaras de vigilancia en el área del atraco, las autoridades no han hecho los esfuerzos necesarios para revisar las imágenes ni identificar a los responsables.
“Yo soy el único testigo. A mí fue que me asaltaron”, expresó con frustración. La situación revive el debate sobre el abandono de las víctimas y la ineficacia institucional en enfrentar la creciente criminalidad. Marino Zapete cerró el segmento denunciando que mientras las autoridades llaman “percepción” al temor colectivo, casos como el de Máximo demuestran que la realidad supera el discurso oficial, y que la impunidad sigue siendo la norma.