El Juzgado de Atención Permanente de la provincia de Santo Domingo aplazó para mañana a las seis de la tarde la audiencia de medida de coerción contra Luis Miguel Fernández, acusado de estrangular a su hija de 12 años, quien además estaba embarazada. El imputado se entregó a las autoridades dos días después del hecho y aseguró que la muerte de la menor fue consecuencia de un accidente durante una pelea. Según su abogado, la adolescente era asmática y falleció por asfixia tras un intento del padre de “reprimirla por mal comportamiento”.

Fernández declaró que nunca tuvo intención de causarle la muerte y que actuó tras ser agredido por la niña. “La agarré por el cuello para que me soltara y caímos en la cama… cuando volví en sí, ya era tarde”, explicó. Su defensa sostiene que se trató de una reacción desproporcionada y no de una acción criminal premeditada. No obstante, la versión ha generado indignación entre sectores sociales, quienes reclaman justicia por el asesinato de la menor.

La madre de la víctima, por su parte, afirmó que Fernández era un hombre violento con antecedentes penales por agresión doméstica. “Él estuvo preso por golpearme. Estoy segura de que también maltrataba a mi hija”, denunció. Según explicó, la niña vivía con su padre debido a la difícil situación económica que ella atravesaba. El caso ha provocado conmoción nacional y reabre el debate sobre la protección de menores en entornos familiares violentos.