Con música, lágrimas y palabras sentidas, familiares, vecinos y músicos dieron el último adiós a Tomás Santana de la Cruz, conocido popularmente como El General Larguito, quien falleció a los 70 años. Reconocido por su legado en el merengue típico, fue velado en la funeraria INAVI, en Santiago, frente al Palacio de los Deportes. Allí, artistas como José El Calvo y el Solterito del Este lamentaron no solo su muerte, sino también el abandono en que mueren muchos músicos tradicionales: “Fue una leyenda, y verlo así al final, da pena”.

Los testimonios coincidieron en un punto: la falta de apoyo estructural a los músicos dominicanos que vienen “de abajo”. Amigos y colegas reclamaron mayor atención por parte del Estado, recordando que muchos artistas terminan sin recursos a pesar de sus aportes culturales. “El General alegró a todo un país y murió sin amparo”, dijo uno de los presentes. Durante el velorio y el recorrido al cementerio del Ingenio, sus merengues más icónicos —como La Mala Maña, Navidad sin mi madre y La Chiflera— sonaron en honor a su memoria.

El General Larguito deja un legado imborrable en el merengue típico y en la historia musical dominicana. Su estilo, mezcla de picardía, sentimiento y cadencia campesina, marcó generaciones. Mientras el pueblo le decía adiós, los músicos presentes hacían un llamado urgente: “El país debe cuidar a los que le regalan alegría”.