En una entrega reveladora del programa El Informe con Alicia Ortega, se evidenció el uso irregular y muchas veces cuestionable del Fondo de Gasto Social del Senado, conocido como el barrilito. A pesar de que los senadores acordaron suspender su uso hasta junio, el programa documentó que, desde su creación en 2009, más de 1,841 millones de pesos han sido manejados con escasa transparencia, favoreciendo a sectores ajenos a los más necesitados. Con cheques para fiestas, regalos a periodistas, concursos de belleza e incluso compras de ropa interior y rosas importadas, se diluye la intención social que justifica este fondo.

La investigación reveló que los informes provinciales son, en muchos casos, una maraña de documentos sin consistencia, donde algunas ayudas se justifican con hojas sueltas sin firmas, nombres repetidos, y gastos que contradicen la finalidad del fondo. Destacan casos como el de una estudiante de Piantini que recibió fondos alegando pobreza en San Pedro de Macorís, o la esposa de un camarero del Senado que obtuvo múltiples puertas nuevas instaladas lejos de la provincia beneficiaria. La discrecionalidad con que se otorgan estos fondos contrasta con la falta de evidencia de su entrega a comunidades vulnerables.

Además del derroche, el equipo de investigación fue objeto de vigilancia durante su revisión de documentos en el Senado, con personal de prensa fotografiando y grabando cada movimiento. Pese a las denuncias de hostigamiento, la inspección continuó bajo supervisión. Todo esto refuerza la percepción de opacidad en el manejo del barrilito y subraya la urgencia de una auditoría profunda. Las próximas entregas prometen exponer las prácticas similares en otras provincias como Ato Mayor, El Seibo y La Romana.