Cristo Rey, un populoso sector del Distrito Nacional, fue fundado tras la caída de la dictadura de Trujillo, en terrenos que alguna vez funcionaron como viveros. En su origen fue conocido como Arroyo Salado por su riachuelo natural, hoy desaparecido. Aunque con el tiempo ha crecido hasta contar con más de 200 mil habitantes, sigue arrastrando serios problemas estructurales: desempleo, inseguridad, pobreza y abandono estatal. En su más reciente investigación, la periodista Nuria Piera recorrió callejones oscuros, habló con moradores atemorizados y evidenció cómo la violencia, la prostitución y la desigualdad marcan el día a día de esta comunidad.

El informe resalta que Cristo Rey tiene más de 22 subsectores, incluyendo zonas como La Chivera, La Chancleta y el Hoyo de Chulín, donde la miseria se ha vuelto extrema. En sectores como el callejón 4 y el 518, los residentes relatan asaltos frecuentes, robos durante la madrugada y una infraestructura eléctrica inestable, donde solo quienes tienen inversores pueden alumbrar sus hogares. Además, se identificó el mercado del sexo en horas nocturnas y el riesgo creciente de prostitución infantil. A pesar de contar con escuelas, clubes y organizaciones comunitarias activas, los niveles de frustración e impotencia son palpables.

Los testimonios recogidos muestran un contraste brutal entre el olvido institucional y los esfuerzos de la comunidad por salir adelante. El Dr. Cruz Jiminián señala que, aunque hay empresas y servicios, el desempleo juvenil sigue siendo alarmante. La falta de iluminación, el deterioro de las viviendas y la presencia de estructuras improvisadas evidencian un crecimiento desordenado. Sin embargo, la gente mantiene la esperanza, aferrada a la fe, los deportes y la educación como caminos posibles para el cambio. El reportaje de Nuria Piera expone una realidad cruda pero urgente, que interpela a las autoridades a no seguir ignorando el clamor de uno de los sectores más emblemáticos y olvidados del país.