Ángelo Hernández, conocido en los barrios de Santiago por su historial delictivo, fue arrollado por un camión en la avenida Inver luego de haber atracado a una mujer, según declaraciones de residentes del área. El joven intentó escapar a toda prisa tras cometer el crimen, pero fue alcanzado por el vehículo pesado. Una multitud se agolpó en torno a él y, al llegar al hospital José María Cabral y Báez, comenzaron a aparecer más víctimas que lo identificaban sin dudar. Lo que en principio parecía un simple caso de atraco terminó por destapar una escalofriante colección de evidencias.
Al revisar sus pertenencias, la Policía encontró 21 cédulas de identidad, todas correspondientes a mujeres jóvenes, trabajadoras y estudiantes, la mayoría de ellas víctimas de asaltos matutinos mientras se dirigían a sus labores domésticas o centros de estudio. Ángelo, lejos de limitarse a robar, guardaba las cédulas y objetos personales como trofeos. Según fuentes policiales, incluso se jactaba ante sus compañeros de ser “el atracador que más mujeres atraca en Santiago”, exhibiendo sus ‘trofeos’ para reforzar su reputación en ese mundo criminal.
El caso se agravó cuando la Fiscalía allanó su vivienda en el sector Los Platanitos, donde hallaron más cédulas, carteras, monederos y hasta sombrillas robadas, cuidadosamente guardadas como parte de su “colección personal”. Con este material, las autoridades confirmaron un patrón de conducta alarmante, y todo indica que Ángelo pasará una larga temporada en la cárcel de Rafey. El caso ha encendido las alarmas sobre la seguridad de las mujeres en horarios vulnerables, y ha dejado a la opinión pública indignada por la frialdad con la que el joven convirtió el delito en un macabro juego de competencia.