Gismery Sánchez Alcántara, de 28 años, fue hallada sin vida el día de ayer en una vivienda ubicada en la calle Proyecto, Peatón 1, en la parte trasera del sector Gurabo, en Santiago. La joven madre de un niño de nueve años tomó la trágica decisión de quitarse la vida tras atravesar un cuadro depresivo vinculado a la ruptura con su esposo. Según sus familiares, Gismery llevaba semanas en tratamiento psicológico, pero su sufrimiento emocional se había intensificado recientemente.
Una de sus hermanas, que pidió mantener su identidad en reserva, relató entre lágrimas que Gismery se mantenía en contacto constante con todas sus hermanas —eran siete en total—, y que incluso había enviado mensajes de despedida durante la semana previa. “Nos dijo que nos amaba, cada día… hasta hoy”, confesó. Fue ella quien descubrió el cuerpo al no obtener respuesta al tocar la puerta y, al abrir una ventana, la encontró colgada en una de las habitaciones.
El hecho ha conmovido profundamente a la comunidad de Gurabo, donde vecinos y amigos de la joven lamentan no haber notado con mayor claridad la gravedad de su estado emocional. Las autoridades exhortan a las familias a buscar ayuda profesional en casos de depresión y a no ignorar señales de alerta. El caso de Gismery vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de fortalecer la salud mental como una prioridad nacional.