Más allá de su ascendente carrera política y su éxito como empresario en el mundo de las bancas, una de las cualidades más resaltadas del alcalde Juan de los Santos fue su trato afable, cercano y respetuoso con todos. Juan, quien llegó a ser diputado y alcalde de Santo Domingo Este, era admirado no solo por su capacidad de gestión y liderazgo, sino también por su calidez personal. Amigos, colegas y hasta adversarios políticos coincidían en que su humanidad marcaba la diferencia en un mundo donde la arrogancia suele acompañar al poder.

El asesinato que conmocionó al país se produjo en un contexto marcado por tensiones financieras. Luis Esmelin Félix Félix, ingeniero y contratista vinculado a la alcaldía, mantenía una relación profesional de varios años con el funcionario asesinado, prestando servicios de mantenimiento de aires acondicionados. Fuentes confiables revelaron a Noticias STN que el agresor enfrentaba una grave crisis económica. Su empresa había caído en un espiral de deudas, con cuentas por cobrar vencidas desde hacía más de un año, y ese martes su residencia fue objeto de un embargo judicial, lo que habría detonado la tragedia.

Félix Félix vivía con su familia en un apartamento de la Torre Puerto Madero, en el sector de Gascue. Imágenes exclusivas mostradas por el canal captaron los restos del embargo: muebles y pertenencias personales abandonadas en el parqueo del edificio. Aunque los detalles financieros aún no han sido confirmados oficialmente, se señala que el agresor habría responsabilizado directamente al alcalde por su situación, lo que explica la violencia de su reacción. Esta suma de factores humanos, empresariales y emocionales traza un doloroso retrato de cómo una figura pública ejemplar terminó víctima de la desesperación de otro.