En un acto cargado de llanto y tensión, fueron sepultados los restos de Luis Félix Félix, el hombre que asesinó al alcalde Juan de los Santos y a su guardaespaldas, antes de quitarse la vida. El sepelio contó con escasa presencia de familiares y amigos, y fue acompañado de denuncias y declaraciones que arrojan una nueva luz sobre los posibles motivos detrás de la tragedia que ha consternado al país.
Surelis Bonilla, viuda de Félix Félix, aseguró que todo se trató de un conflicto personal con Richard de los Santos, hermano del alcalde asesinado. Según narró, su hogar fue allanado por un grupo de 25 a 30 personas armadas sin orden judicial. “En mi casa robaron más de lo que embargaron”, dijo, señalando que se trató de una acción violenta disfrazada de embargo, ejecutada supuestamente por orden de un miembro de la familia del alcalde. Bonilla advirtió que podría emprender acciones legales por la violación de su residencia y la humillación sufrida.
Durante el sepelio, uno de los asistentes expresó con rabia contenida que cuando la dignidad de un hombre es pisoteada, puede pagarse con sangre. La declaración, cargada de simbolismo, reflejó la creciente controversia sobre las verdaderas causas del triple crimen. Mientras el país honra a Juan de los Santos, otro relato comienza a emerger desde el silencio de los sepulcros.