El pueblo dominicano clama con fuerza: “Danilo, hable”. La presión crece en medio del escándalo por corrupción en la OISOE y los actos de represión contra manifestantes pacíficos. Mientras las protestas se intensifican, el presidente Danilo Medina guarda silencio, provocando aún más indignación entre ciudadanos que exigen transparencia y liderazgo frente a la crisis institucional.

Cámaras, redes sociales y micrófonos improvisados captan las voces desesperadas de una población que se siente traicionada. “¿Por qué no habla, señor presidente?”, repiten hombres y mujeres que demandan explicaciones claras sobre el uso de los fondos públicos y la brutalidad con que han sido enfrentadas las manifestaciones. A medida que aumentan las acusaciones, también se incrementa el vacío institucional que provoca su falta de respuesta.

La figura del presidente Medina se torna cada vez más ausente ante un país que grita por rendición de cuentas. En lugar de enfrentar los cuestionamientos, el mandatario evita pronunciamientos públicos, alimentando la percepción de que su gobierno actúa a espaldas del pueblo que lo eligió.