A pesar de las fuertes declaraciones del presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán, quien asegura que la magistrada Wilda Reyes confesó haber recibido un soborno, la jueza aparece públicamente para negar rotundamente los cargos en su contra. Acompañada de su abogado, Reyes se presenta en la Procuraduría General de la República, donde evita inicialmente a la prensa escondiéndose en un baño, pero luego enfrenta las cámaras y afirma que es inocente. Su defensa también descarta la validez de un documento que la señala como receptora de 350 mil pesos a cambio de liberar al regidor de Pedro Brand.
Según su abogado, la magistrada ha sido presionada por altas instancias judiciales, específicamente por quienes designan a jueces en las cortes superiores. El defensor legal revela que el Procurador General propuso un acuerdo de confesión a cambio de una reducción de pena, lo cual fue rechazado por la jueza. Ante la negativa, Reyes está dispuesta a ir a juicio y asegura que todo se aclarará públicamente. La figura de Mariano Germán vuelve a quedar en el centro del debate, pues su declaración original contrasta con la defensa firme de Reyes, quien insiste en que no ha dicho nada que implique su culpabilidad.
Paralelamente, el juicio disciplinario contra los jueces Rosó Vallejo, José Dubergé y Víctor Mejía Lebrón se reenvía para el 18 de diciembre, luego de que sus abogados alegaran no haber sido formalmente apoderados del expediente. La audiencia se suspende además por la ausencia del abogado de Vallejo, quien abandona el tribunal tras serle negada la entrada. Todos los jueces implicados se declaran inocentes y exigen que el juicio se realice de forma pública. Afirman que no forman parte de ninguna estructura dedicada a manipular procesos judiciales ni negociar libertades con el crimen organizado.