La ichthyotherapy, o pedicure con peces, ha ganado popularidad mundial por prometer exfoliaciones naturales mediante peces que succionan piel muerta. Estos peces, llamados Garra rufa o “doctor fish”, fueron descubiertos en el siglo XVIII en Turquía y se utilizan en spas que ofrecen esta terapia estética. Sin embargo, expertos alertan sobre el uso fraudulento de especies similares con dientes, como el pez chinchín, que pueden causar daños severos a la piel al no distinguir entre tejido muerto y vivo.
Autoridades sanitarias de países como Canadá y Reino Unido han prohibido esta práctica, y en Estados Unidos está vetada en al menos 18 estados. Las preocupaciones se centran en la posibilidad de transmisión de enfermedades graves como Hepatitis C o VIH, al no existir un protocolo eficaz de desinfección entre un cliente y otro. En República Dominicana, investigaciones revelan que el agua de las peceras solo se cambia una vez al día, y no hay controles visibles sobre heridas, hongos u otras infecciones en los pies de los clientes.
Un análisis de laboratorio a muestras tomadas en un spa local reveló la presencia de bacterias altamente peligrosas, como Vibrio vulnificus (conocida como “bacteria come carne”), Aeromonas hydrophila, y Pseudomonas aeruginosa, muchas de ellas resistentes a antibióticos de amplio espectro como los carbapenémicos. Especialistas recomiendan evitar este procedimiento en personas inmunodeprimidas, con diabetes o con problemas circulatorios. Aunque la técnica pueda parecer inofensiva y relajante, su ejecución sin medidas higiénicas convierte esta experiencia en un riesgo innecesario para la salud.